En 1946 enviaron a Sprigg, joven ayudante de geólogo de la administración del estado de Australia del sur, a inspeccionar minas abandonadas de las montañas de Ediacara, en la cordillera de Flindes, a unos 500 km al norte de Adelaida. El propósito de la inspección era comprobar si había alguna de aquellas viejas minas que pudiera ser rentable reexplotar. Pero un día, cuando estaba almorzando, levantó despreocupadamente un pedrusco de arenisca, y comprobó sorprendido que la superficie de la roca estaba cubierta de delicados fósiles. Aquellas rocas databan de la explosión Cámbrica. Estaba contemplando la aurora de la vida visible.
La impresión era que no habían sido en realidad demasiado importante, para el desarrollo de la vida en la Tierra. Muchas autoridades creen que hubo un exterminio masivo en el paso del Precámbrico al Cámbrico y que ninguna de las criaturas ediacaranas (salvo la insegura medusa) consiguió pasar a la fase siguiente.
La aparición de los grandes diseños corporales tuvo lugar en el Precámbrico
Comentando lo a menudo que se menciona esa idea (la de que no hay nuevos planos corporales) Dawkins dice: “es como si un jardinero mirase un roble y comentase, sorprendido: ¿no es raro que haga tantos años que no aparezcan nuevas ramas grandes en este árbol? Últimamente todo el nuevo crecimiento parece producirse a nivel de ramitas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario